"ASÍ COMO EL HABLAR IMPRUDENTE CONDUCE AL ERROR,

TAMBIÉN EL SILENCIO IMPRUDENTE DEJA EN EL ERROR A LOS QUE TENDRÍAN QUE SER INSTRUÍDOS"

(Papa San Gregorio Magno - Regla Pastoral, II, 4).

"DEBEMOS EVITAR EL ESCÁNDALO. PERO SI POR EL ESCÁNDALO SE PRODUCE LA VERDAD,

ANTES QUE ABANDONAR LA VERDAD, SE DEBE PERMITIR EL ESCÁNDALO"

(Papa San Gregorio Magno - Homilías sobre Ezequiel, VII. 5).


viernes, 29 de agosto de 2014

4to CONCEPTO CLAVE de TSD MI GUK KWAN: “CHUNG JIK”


“CHUNG JIK” se traduce como: “CHUNG” = correcto, verdadero, cierto - "JIK" = recto, directo.
Este concepto se puede entender entonces como “actuar en forma recta y con verdad”, o también como “honestidad”.

La honestidad es un valor muy apreciado en los demás, pero no es tan abundante en nosotros mismos como nos gustaría creer. La honestidad no sólo es hacer lo correcto “cuándo nos miran los demás”, sino hacerlo también cuando nadie nos mira. También es honestidad ver a los demás tal cuál son, reconociendo sus aciertos y errores, sin dejarnos vencer por la envidia ni los prejuicios. Y también se requiere de mucha honestidad para verme a mí mismo, para juzgar rectamente mi conducta, para entender mis motivos reales, y para no disculparme de mis errores y fallas con argumentos mentirosos (“todos lo hacen”, “es sólo por esta vez”, “no pasa nada”).
La honestidad no es “una ropa” que me pongo cuando me conviene, sino que es un modo de vivir.

Para ser honesto, lo primero que necesito es un código moral que me permita distinguir entre correcto e incorrecto. Luego necesito querer hacer lo correcto, y tener la voluntad firme para lograrlo, sin dejarme vencer por el miedo, las dudas, el cansancio o “lo que me conviene”.

También necesito honestidad y coraje para examinar con frecuencia mi conducta y mis motivos, aún los más ocultos, ya que hacer lo correcto por conveniencia o por tener “buena imagen”, no es ser honesto. Ser honesto implica ser sincero, con los demás y conmigo mismo. Y llegamos al punto crucial de la cuestión: la persona honesta ama la verdad. Una persona honesta actúa correctamente para no faltar a la verdad, al menos dentro de los límites de la verdad que conoce. Un juez que se equivoca al juzgar porque no pudo conocer ciertos hechos no es deshonesto; sí es deshonesto si juzga dejando de lado a propósito ciertos hechos, o si no hizo su mejor esfuerzo para conocer toda la verdad.

Ser honesto implica reconocer la verdad, allí dónde ella se encuentre, y por más dura que esta verdad sea. No importa si la verdad proviene de alguien que no me gusta, eso no disminuye el valor de la verdad.

Los programas de tratamientos contra las adicciones se basan en el programa de 12 pasos de Alcohólicos Anónimos, que desde hace más de 120 años ha salvado cientos de miles de vidas. El primer paso es que el alcohólico se pare frente al grupo y pueda decir “Mi nombre es ... y soy alcohólico”; el segundo es que reconozca que no puede controlar el problema por sí mismo, sino que necesita ayuda. Estos dos pasos inician todo el camino de recuperación, y claramente tienen como fundamento la honestidad de la persona consigo mismo y con los demás. Si ese reconocimiento de la verdad ayuda al enfermo a salir del infierno de las adicciones, ¿cuánto más nos podrá ayudar a nosotros en nuestra vida diaria?.

Como los otros conceptos claves, la honestidad se logra trabajando en ella todos los días, poco a poco. Devolver una moneda que nos dieron de más en un vuelto; pagar el boleto o entrada que nos corresponde (no “meternos sin pagar”); decir la verdad, sin tratar de buscar excusas para nuestros errores ni (mucho peor) echarle la culpa a otros; no perjudicar a otra persona ocultando información o hechos; son ejemplos de como practicar la honestidad.

¿Y conmigo mismo?. Muchas veces nos engañamos a nosotros mismos. Decirnos “no pasa nada” como una manera de no pensar en algo, es un engaño. Vernos como “muy buenos” porque ayudamos a alguien, cuando en realidad lo hicimos porque nos convenía, es engañarnos. Dejar de esforzarnos en una tarea o práctica diciendo “ya es suficiente” cuando en realidad dejamos por falta de ganas, es engañarnos. En la práctica de TSD el espejo es una gran ayuda contra el auto-engaño, basta mirar con atención cómo hacemos los movimientos y las técnicas “que ya me salen bien” frente al espejo, para comprobar que muchas veces no me salen “tan bien”.

Y si alguien nos dice algo que no nos gusta (en especial si es alguien que nos quiere realmente, como un padre, hermano o un amigo de muchos años), en vez de rechazarlo, debemos meditar lo que oímos, y tratar de actuar en consecuencia.
Podemos crearnos todo un mundo de mentiras y justificaciones, pero sólo será una ilusión que se derrumbará tarde o temprano. Es mejor empezar ahora mismo a ver y aceptar la verdad, tanto fuera como dentro de nosotros; ya que sólo la verdad nos permitirá avanzar en la vida con paso seguro, y construír algo realmente duradero.


por SBN Ricardo A. Longinotti (6º Dan - TANG SOO DO MI GUK KWAN - ARGENTINA)
NOTA: por cualquier duda o necesidad de mayores detalles sobre éste u otros temas de TSD, puede enviar un e-mail a tsdlonginotti@hotmail.com o dirigirse personalmente a las clases de TSD MGK, en los días y horarios especificados en el título de este Blog.

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